No siempre sabemos cómo actuar cuando una persona cercana se siente mal emocionalmente. A veces lo único que notamos es que algo ha cambiado: ya no sonríe igual, se encierra más en sí misma, evita conversaciones o parece que todo le cuesta. Muchas veces, como familiares o amigos, nos sentimos impotentes y no sabemos cómo podemos ayudar.
La depresión no siempre se ve. A veces se manifiesta como irritabilidad, apatía, insomnio, falta de energía o un cansancio que no se va. El entorno, el estrés del trabajo, la presión académica o los problemas familiares, puede ser un detonante silencioso. Pero el mismo entorno puede convertirse en una fuente de apoyo si actuamos con empatía y paciencia.
En el libro Saludablemente, el psicólogo Julián Melgosa nos recuerda algo muy valioso: aunque no podamos curar la depresión de otro, sí podemos marcar una gran diferencia en su proceso de recuperación. No hace falta ser expertos, solo estar presentes, escuchar sin juzgar y animar con ternura.
El autor destaca cómo las relaciones saludables tienen un poder sanador. Un estudio realizado en la Universidad de Warwich1 demuestra que contar con amigos de confianza puede reducir a la mitad la probabilidad de padecer depresión y duplicar las posibilidades de superarla. En otras palabras: nuestra compañía importa más de lo que creemos. A veces, lo más significativo está en las pequeñas cosas, es un mensaje preguntando “¿cómo estás?” o una caminata al aire libre.
¿Qué puedes hacer tú?
Escuchar, no minimizar lo que siente, animarle a buscar ayuda profesional, mantener una rutina saludable juntos, fomentar espacios tranquilos y recordar, con cariño, que hay esperanza. La depresión tiene tratamiento, y el amor, bien expresado, es uno de los aliados más poderosos.
Si quieres conocer más sobre el tema puedes adquirir el libro Saludablemente del psicólogo Julián Melgosa a través de
1 Hill, E. M. et al. Spreading of healthy mood in adolescent social networks. Proceedings of the Royal Society B, 282: 20151180 (2015)
